viernes, 28 de diciembre de 2007
Volver
miércoles, 26 de diciembre de 2007
Wanderlust
viernes, 21 de diciembre de 2007
Campo base (o más de lo mismo)
martes, 18 de diciembre de 2007
Las maletas de Diógenes
Ciertamente, esto tiene muy poco glamour, vamos, ninguno para ser exactos. Lo cual quiere decir que es bastante aproximado, la vida misma. Básicamente, guarrería en los bolsillos y una composición sin encuadre alguno, porque la mayoría de las veces, cuando uno mete la mano en los susodichos bolsillos, no se encuentra ese recuerdo sublime que desencadena la epifanía, no, sino una versión más modesta, ajustada y terriblemente veraz de lo que somos o nos constituye: pañuelos usados y tirando ya a viejos, anécdota menuda, alegre desatino, piltrafilla entrañable de la que es inhumano deshacerse.
El caso es que la pila de ficción (I y II) le va a la zaga a la columna de lo pretendidamente serio, aunque se queda muy atrás, dónde va a parar. Cosa rara, no obstante, porque habitualmente es la que arrasa con diferencia, que ya nos conocemos. En fin, ¡con lo que servidora ha sido!
Esto, en el lado de los haberes. En el lado de los deberes, todavía la cifra es traumática, así que toca emprender caminito de vuelta a la biblioteca. Y eso, por no hablar de la pila de los mapas, guías, recuerdos de lugares fatigados, y demás marabunta espaciosa. Totalmente insensato.
lunes, 17 de diciembre de 2007
domingo, 16 de diciembre de 2007
sábado, 15 de diciembre de 2007
miércoles, 12 de diciembre de 2007
Momentos
domingo, 9 de diciembre de 2007
De lo insensato
sábado, 8 de diciembre de 2007
jueves, 6 de diciembre de 2007
Masa crítica
miércoles, 5 de diciembre de 2007
Ratones
lunes, 3 de diciembre de 2007
sábado, 1 de diciembre de 2007
Repescas
De vuelta por los viejos aforismos lugareños, repesco éste: "Los lugares, como los párpados, se abren, se cierran. Como las luces, oscilan. Como las penas, nos consumen, nos muerden por dentro." (Sí, emprendo el largo viaje vila-matasiano, y me cito a mí misma.. ¡qué modelna!).
En mi mordida, queda un restaurante cálido en el centro de Flagstaff, el paseo en la noche fría y oscura con el tren cortando el paso y su silbido frenético. Las pintas y el silencio, el ronroneo del movimiento, la inercia de la carretera. El globo es anaranjado, lo pongo en el pescante, para que te hable de días cálidos, de la fraternidad, del empuje que nos reflota, o el del peso que desaloja el agua y nos deja respirar, por fin. Para que te hable de la esperanza, de una luna que aparece sobre los Vermillon Cliffs a las cinco de la tarde; sobre las ganas, sobre una montaña de energías que se esparcen por el mapa, aquí y allá.
Después de la lluvia de ayer, la claridad del cielo me ha traído de vuelta a las colinas, entre palmeras que el viento alborota, doblega, desordena, enreda dibujando líneas oscuras en el azul de la mañana. Hoy estoy en huelga, sí. He colgado la pancarta en la ventana: "On strike. 'Cause space matters!"
Quizá somos nosotros los que nos agarramos a los lugares, en la primera huida, y esa capa superficial de nosotros que sí puede dejarse atrás, nos deja libres un instante: libres para abrazarnos a lo nuevo con la excitación de los descubrimientos, libres para ser otros temporalmente. Hasta que saturamos los nuevos lugares con los virus del yo otra vez. Los ponemos perdidos de nosotros, y ya no aguantamos más en ellos. Swapping places. ¿Cómo hará la gente para vivir siempre en la misma casa?