lunes, 17 de diciembre de 2007

Desde la playa de la península de Coronado, en la bahía de San Diego, me dice adios el Pacífico. No, yo no me despido del mundo, sólo es que da vueltas, y a ratos, toca acariciar la sombra. Y ya pronto llega el solsticio de invierno, así que volaré cuando el eje de la tierra le esté dando su inclinada espalda al sol. Eso, o cambiar de hemisferio.