viernes, 26 de diciembre de 2008

"A la hora de la verdad"... estos días no me deja dormir esa maldita frase. Por un rato, Madrid, a la hora de la verdad.

martes, 23 de diciembre de 2008

Perdón a todo el mundo que no he visto, respondido, llamado, achuchado todavía. La presencia es una cosa que requiere más tiempo/lugar y concentración de lo que ahora puedo conseguir. Lo juro por Snoopy. En cuanto pueda, me manifiesto. Perdón también por el rollo de los correos, se me ha desconfigurado la lista. Si alguien se ha quedado fuera que lo diga, aunque no creo que pueda dado que no verá esto, claro (¿?). Así estamos, sí, qué le vamos a hacer, más o menos he muerto aplastada, primero por maletas, aviones, taxis, sueño-cansancio-desconcierto, y luego por los ocho felices kilos de Pequeña (no sé ni por qué persevero en intentar leer el periódico con ella encima. El sapo Tomás, en cambio, es más apacible.) Después de eso, vino la segunda muerte, sepultada por la nieve en Rascafría , y hoy por los libros, el acarreo de estanterías en Ikea, y facturas y cartas de bancos de los últimos cuatro meses amontonadas en el buzón. Me ha costado séis días decidirme a venir a casa. Un poco más y me voy directamente otra vez a Barajas a coger el siguiente vuelo. Como de momento no he conseguido darme esquinazo, lo siguiente más inmediato es evitar mi propia biblioteca, pero la cosa estaba empezando a hacerse absurda. Nada, Lucía estaba esperándome, sentada sobre una de esas montañas de periódicos antiguos (de los últimos tres años, para ser exactos) que pueblan los rincones de la casa. Sentada, escuchando The Flaming Lips y con las obras completas de Onetti bajo el brazo. Otra vez. La muy... Ahí estaba, con el brillo de su mirada perdida y ese aire de desesperanza que la aleja de todo y de todos. Un día de estos deberíamos tener una conversación ella y yo, pero no quiero, de momento me limito a hacer como si no estuviera: oigo, sin embargo, su respiración y al darme la vuelta veo su sombra esquiva. Sé que en el fondo me da miedo, porque sé que con ella se van todos mis pensamientos. Si se va ella, se irán también las palabras, y ese haz de luz que abre la noche y es piel y es aliento, ordena una oscuridad en la que todas las voces se mezclan.

¿Y por qué digo esto? Porque N., si estás leyendo desde allá lejos a la orilla del mar, no me queda más que enseñarte la mano que saca el conejo de la chistera. No hay nada "original" en todo esto, esto no sustituye lo demás, todos estamos en el gris que la lenta acumulación de las horas del día nos trae. Si acaso Lucía diría que lo que hay de más es la "vida breve" que la imaginación nos ofrece.



miércoles, 10 de diciembre de 2008

Año 4 de la era 3: sigue el All Systems Red... y fuego cruzado en mi cogote: sexy-Greg en el hombro izquierdo discute a grito pelado con poor-Jimmy, en el hombro derecho. Te inventas ese tú, todos los túes porque no soportas el silencio, el vacío, el ruido de la memoria. Hiela a todas horas ahí fuera. No sé muy bien cómo me las voy a apañar en unas semanas sin ese frío (excepto cambiándolo por otro frío más frío). No es el túnel de viento, ni el árbol que se incendia. Es sólo que no quiero volver al cole, como los niños chicos. ¿Quién quiere? Por lo demás, mis experimentos en sueños están dando resultados. Messing a bit with the unconscious (and, yep, trying to be intentionally thick...). Just pushing further the endless round of contradictions. A ver qué pasa.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Impepinable: que nadie se pierda el nuevo disco de Antony and the Johnsons y que escuche a-ojos-cerrados "Another World", y luego vea el videoclip. Si sobrevive a la experiencia que me informe puntualmente, por favor.
PD: Por otra parte, sobrevivir es acaso una canción desde la ruina del mundo. "I need another place". Y sólo el silencio se acerca al dolor de esa canción.

viernes, 5 de diciembre de 2008

"Así que (dices que) estás..."..... Touchée, baby. Es como una ironía en triple salto mortal. La escritura debe de ser ese paréntesis. That was the deal, at least. No sé por qué me ha dado por leer a Robbe-Grillet si no tengo tiempo ni para respirar. Imagino que por la cosa blanchotiana (o peor, el asomo de Bataille). La escritura solía ser esa violencia, no la comunicación sino el momento/lugar que contiene la ruina de toda transmisión. Cómo no vivir con/en ese paréntesis, y al mismo tiempo how to be accountable for it. En fin, nessun dorma.
Por otra parte, el tiempo de los suicidas está cerrado, un muro de imposibilidades bloquea el futuro. El error está al principio del todo, o eso piensan, eso sienten. Cada acto confirma ese error porque el error mismo forma parte de la esturctura de su experiencia, y no hay nada que pueda arreglar las cosas, y no porque vean su biografía reducirse a error, sobre error sobre error, sino porque el error que debieran subsanar está ya muy lejos, muy abajo, muy atrás. Y sin embargo, la epidermis, sí. Lo que quema está en la piel. La cita de Maupassant llega justo a tiempo. "Es probablemente una extraña y temible facultad...." Lee el artículo de Bissell, en serio, va de eso, más o menos (no de suicidas, digo, sino de cómo tirar del hilo de lo que quema la epidermis...). Lo de los suicidas viene a cuento de que es suicida replantearselo-todo-otra-vez a cada cosa que sucede. I used to do it, but I just got bored. Somos responsables hasta donde somos responsables, no más. Es preferible invertir las energías en ir haciendo huella en la nieve, los días, las tardes.
"Es curioso", sí, es curioso, yo empecé por "Alone again Or".... Por qué será. "Yeah, I heard a funny thing. Somebody said to me. You know that I could be in love with almost everyone." Funny thing, Greg! Cuidado con el gotelet. ¿Los colores del día? Por aquí.... (me) quema el árbol... ¿o era la piel?

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Nieve, mucha, y el "All Systems Red" de Calexico otra vez ("Nothing changes here... Scatter like paper in the eye of the storm. Documented with a silenced note. That's only heard from far away"). Ginebra habita mis sueños, un día y otro y otro. La sombra del Salève en las mañanas heladas. "Viajar, perder países", à la Pessoa, vivir, acumular nostalgias, el viento del Pacífico y ahora este sol. Casi me rompo el colodrillo, twice!, en la cuesta abajo sobre el hielo. Toda una odisea abrirse paso en el jardín, en plan excavadora. Me falta el Báltico helado de los inviernos de Estolcomo. Por lo demás, ya es definitivo: I'm brain damaged... El tiempo se esconde de mí y los lugares me dan vueltas. Juraría que hoy era martes, llevo tres días viviendo como si hoy fuera martes. No sé en qué momento perdí el domingo, porque fue el domingo lo que se fue por el sumidero de mi cerebro. Otro agujero negro más. That's totally insane. D. suele detectar cuando estoy entrando en barrena en el momento en que e la zona XXX de la biblioteca desaparecen los libros de Gopegui o anda Pessoa suelto por casas y mochilas. Señal evidente de recaída. Va a ser que las 16 horas de oscuridad me están afectando. O igual es sólo el caso típico de sujeto de la generación chantante con exceso (lolly)popero cuyos planes de conquista mundial suelen acabar en accidente doméstico. Me estoy especializando últimamente en escrutinio de gotelet. Ahora lo entiendo todo (mundo sético, sí). Enchúfate al tálamo la parte de la canción en la que empiezan las guitarras... "Watching a horse running down its last legs. When you think it couldn't get much worse. The numbers rise on the death toll. And the chimes of freedom flash and fade. Only heard from far, far away". Y un poco de "Convict Pool" quizás. Quizás un poco de Built to Spill. Y no más House MD ya nunca más. Never ever! (Bueno, sólo si se trata de quedarse parado mirando y sin habar.)

lunes, 1 de diciembre de 2008

Lo he intentado una segunda vez, pero nada, sorry. De momento sólo simpatizo con el título (Easy come, easy go, bastante parecido, por cierto, al estado generalizado de culo de mal asiento que me caracteriza. --Sí, Narciso y yo estamos paseando mucho por el río últimamente--). Se me ocurren un montón de razones retorcidamente obvias para que, ahora mismo, no pueda ni con el "O O baby" a duo con Antony. Qué más da. Boring! A cambio me he divertido mucho con The Ladybug Transistor... Ya ves, volviendo a los días de circo, o así. Pero prueba a curarte una resaca con brownies, humus, "Fjords of Winter" a todo trapo, y los estorninos desordenando la tarde.



sábado, 29 de noviembre de 2008

3:31PM. Hangover, of course. Amanecer con el atardecer, no está mal. Big trip. And... Calexico (Garden Ruin & Tool Box).
Por cierto. Si es que no-y-que-no-que-no con lo de la pérdida, te puedo intentar marear con la vergüenza, a ver si cuela el pulpo: "Being shamed is not unlike being in love. The blush resonates with the first flush of desire. It carries the uncertainty about oneself and about the object of love; the world is revealed anew and the skin feels raw. Shame makes us quiver." (E. Probyn, Blush).

viernes, 28 de noviembre de 2008

"Pues eso mismo", sí, lovely-ly (not as good as your "darling-ling"!). Lo mismo, "bonds of union", pero insisto en que seguimos sin saber decirlo, o entenderlo, acaso. (¿Qué ha sido de la otra perífrasis? Yep, actually I'm more than "just a little bit" drunk. Again?! Sí. J. siempre me pregunta si le mando los emails cuando estoy borracha. No tengo yo conciencia de tal cosa, la verdad. Imagino que no deben de ser muy distintos de los que le mando en estado sobrio. Esta vida de pinta va-pinta viene va a acabar con el poco sentido del equilibrio que tengo. Still, es el workshop de las geographical imaginations de Newcastle, que --como suponías-- han acabado en patateril-mapping: just-follow-the-nasty-beauty&rubbish-or-so-- Psycho-crap and stuff. ¿Quién se ha llevado mi queso, por cierto? Pongamos que estábamos hablando de la barba. Mucha barba estos días. I'm incidentally into bearded guys, always was! Pero no barba de barbudo, sino barba de cómo-me-gusta-cuando-te-dejas-barba-and-yes-I'm-staring-at-you-
like-this-cause-we're-both-messing-around. Cannot help but doing this! Es demasiado divertido. Kinda-House-like lifestyle. So what? Come-on. Just for a while. Not gonna be longer than this. Aunque ahora que lo pienso, le he dicho a J. que se mude a casa el tiempo que voy a estar en Madrid (I mean, not such a big risk! Pero con el mes de febrero que nos espera, atrapadados en la selva, he is the onlyone able to laugh at this). Pongamos que D&G están en los cierto, ¿por qué no seguirles el rollo y vivir como rizomas de verdad? D. and I, well, we're OK with assemblages, "since each of us was several, there was already quite a crowd"... Se supone que uno lo hace porque es adicto a la ambigüedad-no tan ambigua-sino-más-bien-predecible con que el poder se manifiesta en la seducción. Como dice D. Gregory, las retóricas de la confesión también tienen su política, claro, y ya se sabe, aunque yo sigo sin entender en el fondo por qué se supone que eso es tan terrible. Ah, ¿que éste no era el tema? Coversación de L.1 a P. sub 3 ó 4, a saber. Vale, entonces, pongamos que, sí, que no salgo de J. Butler o de E. Probyn estos días. Pero no es tan distinto de lo de la azotea, es sólo una variación: "This was no great sacrifice! You sent her away because you've got to be miserable. ... You don't like yourself, but you do admire yourself. It's all you've got, so you cling to it. You're so afraid if you change, you'll lose what makes you special. Being miserable doesn't make you better than anyone else, House. It just make you miserable." Hete aquí a poor-Wilson descubriendo América. So what?

miércoles, 26 de noviembre de 2008

"Loss has made a tenous 'we' of us all. And if we have lost, then it follows that we have had, that we have desired and loved, that we have struggled to find the conditions for our desire. (...) Something takes hold of you: where does it come from? What sense does it make? What claims us at such moments, such that we are not the masters of ourselves? To what are we tied? And by what are we seized? (...) When we lose certain people, or when we are dispossessed from a place, or a community, we may simply feel that we are undergoing something temporary, that mourning will be over and some restoration of prior order will be achieved. But maybe when we undergo what we do, something about what we are is revealed, something that delineates the ties we have to others, that shows us that these ties constitute what we are, ties or bonds that compose us. (...) The attachement to “you” is part of what composes who “I” am. If I lose you, under these conditions, then I not only mourn the loss, but I become inscrutable to myself. Who 'am' I, without you? When we lose some of these ties by which we are constituted, we do not know who we are or what to do. On one level, I think I have lost 'you' only to discover that 'I' have gone missing as well. At another level, perhaps what I have lost 'in' you, that for which I have no ready vocabulary, is a relationality that is composed neither exclusively of myself nor you, but is to be conceived as the tie by which those terms are diferentiated and related. (...) Perhaps we can say that grief contains the possibility of apprehending a mode of dispossenssion that is fundamental to who I am. (...) For if I am confounded by you, then you are already of me, and I am nowhere without you. I cannot muster the 'we' except by finding the way in which I am tied to 'you', by trying to translate but finding that my own language must break up and yield if I am to know you. You are what I gain through this disorientation and loss. This is how the human comes into being, again and again, as that which we have yet to know.” (Judith Butler, Precarious life).

lunes, 24 de noviembre de 2008

Clouds' summons

And then, here's the answer: "The imperatives that extend a space of our own are vitalizing forces that do not have the form of law but of portentous events." Clouds heading North. Winds comming up. "The vital space is made into a private space whose directions are projected simply out of our own will or longing when it is understood as the space in which we find our powers come into their own, the space in which we find our vitality sustained and harbored, find our sensibility over its extension and depth awakened, the space in which our body finds its integral mobilization. It is true that when we find ourselves in our vital space, we move in the conviction that our eyes now see that for which they were made to see (...). But our flesh is but malleable clay taking on the forms of the common world until it comes to hold itself together to the force of obedience of what summons it." Clouds heading West. Winds getting worse, blowing from afar. "It is because the summons to the space of our destiny weighs on us that we find the force to vitalize a sensibility for things others do not see or hear or feel, that we find the force to produce artist fingers, distant vision, the militant vehemence that churns the wells of our emotions, and the reverence that is a reverence of the body and not only of words. It is because we expose ourselves, in our walkabout, to the portents and necessities that press upon us with the dawn of the day, to the visions that obsess the nights of our own desert, that we become someone on his or her own...." (A. Lingins, The Imperative).

domingo, 23 de noviembre de 2008

"Blame it on the boogie"????? Pero bueno, ¡cómo estamos! Esto no lo arregla Marianne Faithfull, ni el mismísimo Anthony... Lucía de momento se tiene que quedar en el "Trouble" y poco más, no está para otras aventuras ahora la pobre... "It is safe to walk with me, where you can read the sky and stars, safe to walk upon the sea, in my sleep we can go far....." Further on, far enough to disappear... Que no, que no, quita. He's now showing up in her dreams... Too much.
And guess what? Our-beloved Greg está un poco calvo. Sí, sí, que le he visto yo la coronilla a Hugh Laurie desde lo alto del globo. Aunque vamos, me sigue gustando de todas formas, a ver si nos vamos a poner tontos ahora. The cripple cute irresponsible golden guy is coming around... Lucky me! 24 capítulos seguidos. Supera eso. Uh-uhu!
So: a couple of days off, at last! I couldn't stand it any longer... Vetusta drives me crazy from time to time. De modo que subimos al globo, sí, y volamos alto y tendido, camino de las nubes, los cirros estirándose con el viento, los estratos cerrando el horizonte hacia el sur, luz dorada, los pies colgando, saludando a los delfines que bailaban en las nubes más bajas. Los campos están ya nevados, sí. A juzgar por el frío que hacía ayer y por la manera en que iban cambiando esos cirros tenía que nevar esta noche. And so there! Tardé poco en echar las bicis al coche esta mañana, bajar al río y... en fin, en vez de sacar a John-John de allí, me acabó metiendo a mí para cubrir una baja en la sesión de las ¡8 de la mañana! No way man, I was really pissed off. Row-row-row. Tengo las manos destrozadas. Pero, pero.... al final de la mañana ya estábamos sobre el barro y la nieve en los boques, camino de las colinas, descenso a tumba abierta. Un poco de hielo, un poco de barro. Un poco de hielo, un poco de barro. Chuf! Falling down. Los pulmones quemando. Y depués, la fotosíntesis. La tercera cosa mejor en este mundo (depués del sexo y Ben&Jerry Chocolate Fudge Brownie, of course --sí, soy una persona de mucha enjundia--) es tomar el sol de invierno apoyado en una tapia desvencijada. Sin más, ver pasar el tiempo, mientras los rayos de luz hacen su trabajo. Intentaba yo explicarle entretanto a guaperas-John-John por qué seguiré yendo allá donde esté el cielo que más feliz me haga.... And so forth and so on. "What about people, then?"..... Got me!

jueves, 20 de noviembre de 2008

3:21PM. ¡Cómo estamos! ...
Fin del plazo para presentar alegaciones. Asunto resuelto. Por mí la disonancia cognitiva y todos sus primos lejanos pueden hacer lo que quieran, ahí se quedan, me limitaré a torearlos con mas ironía que ingenio. (Bueno, y con la ayudita de Chris Martin: hoy he batido mi propia marca, 35 veces "In my place".... Si G. levantara la cabeza... ¿quién necesita ahora que las cosas "le taladren en cerebro"? Mis pobres tímpanos piden descanso.)
En fin. Caracoles del mundo temblad. Pequeña me apoya en mi propuesta, aunque ella es más del sector tortuga, ya se sabe, con esas influencias raniles de su papá. Aún así, será una gran exploradora y cómplice en mi proyecto caracoril. Hoy he vuelto a hacer la prueba: "Pequeña, repite conmigo: Línea de círculo máximo".... Y es que se parte la caja la tía....
En fin, montaremos en globo un día de estos hasta tocar las nubes, "ataremos gorriones a nuestras muñecas" para volar más alto y otearemos el mar a lo lejos, azul y plata, sus risas y las mías. Who really cares about life, anyway?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Semana y media de absurda disonancia cognitiva. Grrr. He decidido que voy a montar un criadero de caracoles. ¿Que no?
Y ésta sigue siendo Vetusta a las 3:37PM.No mejora mucho la cosa. Con Humboldt en una mano, Deleuze calzando la mesa, y en la otra el mando, todo el día viendo a Mr. Brown. (Qué le vamos a hacer, me he enganchado al BBC Parliament, es tan divertido, todos venga a levantarse y sentarse... Mr. spokesman!).
Para las 3:55PM, ya está el mar asomando al cielo. Más o menos así:
Y hacia las cuatro en punto, ya podemos todos echar a volar.
Las nubes despliegan sus alas doradas, camino del Sur donde irán a pasar la noche junto a ti, callando su miedo de sombras. Y.... así, "por momentos -y de lejos- de la gente que sientes que podría estar cerca". Tienes razón. Siempre fue así. Lo sientes, pero da igual, están lejos, dear, son lejos, lejos es su forma de ser, lejos la manera en que nos los acerca la vida, en otro mundo que no es el nuestro, y que no debiéramos querer que fuera el nuestro. O sí, no sé. Lo hice tantas veces, por el mismo reflejo antiguo de "querer vivir sin dejar pasar lo que importa, quien importa", no pudiendo evitarlo, no sabiendo entender que la gente llega y se va, pasa un segundo, toca, está de vuelta en su vida. Nunca fue la nuestra. ¿O sí? Mientras sentimos que estaban cerca, mientras lo adivinábamos, que tal vez, quizá, pudieran estarlo. Cerca, aunque la vida se llame lejos. "Lo personal", sí. ¿Y qué?

lunes, 17 de noviembre de 2008

The path back to you

Éstas son las 3:47PM en Vetusta-upon-Wear, tras el vaho que forma el té en la ventana, el deseo, los vientos robando caricias al cielo y la tierra mojada queriéndose triste, pausada. Tirita la noche en el horizonte deshecho, tus ojos, heartily wish you were here. Y dobla el tiempo su cuerpo sobre mi cuerpo. ¿Hasta cuándo?No lo sé. Quizá mientras dure el viaje: el hombro en la espalda, la mano en el hombro... Inmensa Kristin Scott Thomas en Il y a longtemps que je t'aime. Aunque quien me gusta de verdad es Michel. Sí, Laurent Grévill. Esa cuidadosa cercanía, esa medida distancia, esa forma de ser el hombro que roza la espalada, la paciencia del tiempo, tu olvido, la noche tiritando, siempre la noche tiritando en nosotros. J'ai le mal de toi. ¿Recuerdas? Uno no podría curarse sin esa forma en que los cuerpos (se) abren paso, son la palabra que calla o que duele. El silencio. El hombro que entiende, la espalda que llora, la mano que salva, abriendo el futuro, camino. Y un día, quizás. Me gusta cómo anda Michel, el paso que contempla y acerca, el paso que suspende el espacio, aguardando, el cuerpo que gira y observa, hasta que llega la mano que asiente. "Qu'est-ce qui a changé? Rien, tout, la vie, c'est la vie qui nous change..." Antes o después, quien viene a hablar, habla, entiende quien mira y calla, entiende. "Oui, je suis . Je suis "... La noche tirita. Siempre. Tirita hoy también, el tiempo en las sienes, el dolor, un pasado, volver a la guerra. "Voilà combien de temps... Tu m'a dit cette fois c'est le dernier voyage, pour un coeur déchiré c'est le dernier naufrage..." No hay entendimiento que no pase por los cuerpos. ¿Recuerdas? La tarde creciendo en tus manos, mi miedo buscando refugio, tu voz tintada de mares, las cuatro y cuarto. Mirando al Norte. Y la piel esperando tu boca, la vida. Una vez más. Ahora que estás en el Sur.
"To recognise a person is to recognise a typical way of addressing tasks, of envisaging landscapes, of advancing hesitantly and cautiously or ironically, or playing exuberantly down the paths to us. Someone we know is someone we relate to posturally, someone we walk in step with (...) and with whom we take a comprosing position as we talk." (A. Lingis, The Imperative). Hay personas con las que nunca hemos llegado a hablar, por mucho que hayamos hablado.

Parched land

One year ago...
Still devil winds, hill-hopping fires and memories burning down...

sábado, 15 de noviembre de 2008

Desde que decicí instalar un firewall en mi cabeza y cerrar el chiringuito a la primera derivada absurda y/o profunda de mi pensamiento, mi vida se ha descomplicado sobremanera. En mi descenso hacia el más ramplón de los realismos, los días tienen otra textura, otra cadencia. Esta manera en que el lugar, y la particular combinación de emociones, latidos, percepciones, ritmos que emergen con el lugar, me pega a la vida, me era totalmente desconocida, acostumbrada a kilómetros y kilómetros de distancia en mi forma de mirar el mundo. Como dice Juno McGuff: "There's nothing like experimenting!". También las palabras se fueron por el sumidero del tiempo según la candidez inclinaba la balanza del lado de la acción. En realidad no lo decidí, acabó pasando, con los últimos vientos, swirling winds. Sigo sin saber muy bien qué más habría que hacer si no es mirar las nubes para decidir el rumbo. Heartbeaters. Go, Juno, go!
Aún así, hay que ver qué malita me he puesto. El humor me mantiene a flote, mientras persevero en la ilusión de los días con sol del norte y las Merry-Go-Round Mountains (Toto... we're not in Kansas anymore!): "Every road leads somewhere or there wouldn't be a road" (The road to Oz. Gracias lovely-lovely M.) Esta mañana, entre vientos desorbitados (Jezz! Every single cloud went mad up here!) y lluvias acercándose y alejándose, se formó un arcoiris doble, ¡doble! Mientras miraba embobada y con la boca abierta en la puerta del suepermercado, se me acercó el señor de la barba blanca y sonriendo me dijo: "Hey, young lady! Weren't you supposed to be singing that old song...? You know..." And then I went: "Oh! Yep! Right! Yeah-yeah-yeah... The one that goes: 'Somewhere over the rainbow..."
En fin. En estos casos, suelo llamar a mi mamá, que es una caja de risas, siempre lo fue, y tiene la ventaja extra de que la llamada suele venir con sorpresa geográfica y relato de viaje incluido. "¿Dónde estáis?" "Escucha" Y sonaba a mar. Cómo quiero a mi mamá. :-) El sentido de las cosas se tambalea cuando más sólido crees que se ha vuelto un proyecto, cuando crees que has cogido la buena ola, que puedes cortar y enlazar la diagonal antes de que rompa, y en realidad ya ha roto, splash: estás fuera de juego. Es como ese truco en que alguien tira del mantel sin que los platos se muevan o se rompan. El efecto-mantel suele tener la extraña consecuencia de que todo haya cambiado sin que nada haya cambiado. Y por un momento, dos momentos, tres momentos, te quedas en el aire. Stuck in reverse.
En fin, al menos tengo asegurado un aterrizaje navideño en el aeropuerto de Zurich y desde allí, como siempre, el largo camino a casa a través del túnel de nieve, con las luces al fondo del valle y el frío claro del invierno en la noche. Home sweet home.

viernes, 14 de noviembre de 2008

"Such is the way of the world
You can never know
Just where to put all your faith
And how will it grow

Gonna rise up
Burning back holes in dark memories
Gonna rise up
Turning mistakes into gold

Such is the passage of time
Too fast to fold
And suddenly swallowed by signs
Low and behold

Gonna rise up
Find my direction magnetically
Gonna rise up
Throw down my ace in the hole ."

Eddie Vedder en Rise (y las lágrimas de Chris McCandless frente a los caribúes, de un sueño, la vida, volver a nacer, perder la partida).

martes, 11 de noviembre de 2008

Mi jaca-paca y yo andamos ya en estado de nirvana absoluto: como-te-lo-cuento. Nos ha salido sin querer, aunque se venía venir (al final resulta que D. siempre tiene razón, es la pura lógica del tiempo. Es lo que tiene la vida --y quien la conoce: que acierta. ¡Oh, los sabios!). Camino del más ligero de los estados, no hay demasiada distancia entre eso llamado "mundo" y servidora: hojas amarillas, barro a los pies del río y muchos charcos. El remedio de todos los males personales siempre ha sido no pensarlos demasiado, se ponga como se ponga el que sea. Desde luego que en mi río no pescará un filósofo. Pa lo que hemos quedao, que decía aquel.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Extraños y ajetreados días de niebla y niebla y niebla. Tras una jornada para olvidar (me bloquean las tarjetas del banco a primera hora, a segunda cancelan un seminario que me interesaba infinito, a tercera pierdo la vida intentando solucionar cuestiones varias con varias compañías telefónicas, a principio de la tarde se me sale la cadena de la bici en pleno chaparrón, entrada la noche-cerrada-de-las-cinco-de-la-tarde asisto a una soporifera sesión sobre "deleuzian geographies" (¿qué les ha dado a estos anglos con los postestructuralistas? Qué plastas... Tiene gracia, no leen a los geógrafos franceses pero sí a los filósofos franceses, Massumi mediante...) Acabo para el arrastre, y por fin, juerga toda la noche entre la CNN y la BBC. Yes, we can... Para por fin aterrizar en el primer día del resto de mi vida: no más surrealist applications para proyectos sobre movimientos varios en la Royal Holloway-London, no mas proyectos peregrinos accross the world (la UBC me espera, no obstante, y la Metropolitana también, que J. es mucho J.). inventaré el exilio que buscaba a base de nubes: he descubierto a John E. Thornes y sus cloudy papers. Birmingham, allá voy!

lunes, 3 de noviembre de 2008

De vuelta el viernes a my-beloved-Albyon, encontré los campos del norte encharcados y los caminos embarrados. Pesqué dos arcoiris desde el tren y el sonido embravecido del mar rompiendo en la costa, mucha resaca. Como la mía, que me subí en un National Express en vez de en un Cross Country y acabé de patitas en la calle, bajo la lluvia persistente, en el apeadero de Berwick, comiendo gajos de naranja con un tipo muy salado al que le habían echado también por poner la bici donde no procedía. El susodicho Mathew, que lucía muy orgulloso el casco de su bici, resultó ser uno de esos tipos encantados de todo en general, de la vida, de haberse conocido, de conocer a los demás y de comer gajos de naranja bajo la lluvia con la loca de la pradera de turno. No hay nada en esta vida que me guste más que sentarme en el suelo. O, mejor aún, esperar tirada por lo suelos a que pasen cosas, que llegue un tren, que salga un avión, que se abra un semáforo, que avance la cola, etc. Motivo por el cual prefiero las mochilas a las maletas. Motivo por el cual prefiero los amigos a las familias, los compañeros a las parejas, los cruces a los encuentros. La espera es un estado ideal para el tipo de impresentables como yo que aspiramos a no tener que participar demasiado en los serios protocolos de la vida, esos que llevan a la gente a formar familias, adquirir compromisos, querer lo conocido, lo malo conocido y no lo malo por conocer, etc. Más Into the wild. (Y entonces es cuando D. me mira con cara de bondadosa ternura diciendo: "Sabes que en unos años todo habrá acabado"). Sí, pero bueno, me apetecía recordarlo, dejar espacio a la inmadurez que forma nuestra madurez, etc.
Anyway, días graciosos en Madrid: me olvidé las llaves de casa aquí, y con las llaves de casa de D. encerradas en la mía, absurdo llegar a Segovia para rescatar otro par. Dormí en casa de C. y después me fui directa a achuchar a Pequeña y a dormir con los sapos, grillos y lombrices que habitan la buhardilla de casa de mi hermano, el parque temático de nuestra infancia. Me dio la vida pescar al vuelo a M., justo cuando todavía los efectos del viaje estaban allí, en ese estar "a flor de piel" que resucita de pronto el brillo del mundo. Esa expectación, sí, el ver lo que pasa, lo que va a pasar, lo siguiente, esa constante experimentación en la forma de relacionarse con el mundo. Yep. Espero que te dure el efecto todavía un poco, y que no se pierdan las razones...
Y en fin, para qué hablar de esa tierra neblinosa llamada Getafe, si no es por mencionar el feliz hecho de que J. me salvó la vida, twice, en el espacio de tres días. Después de tres años, por fin le he cogido el punto, está claro que no hay diferencia que no pueda superarse con humor (ni con un buena juerga soriana... ¡lo que no haga Soria por el mundo!), así que va camino de convertirse en buen amigo, entre bromas y seriedades, entre Junior y demás excursiones (¡mira que ha crecido!). Siempre he admirado a la gente de palabra, pero no los de palabra de "Sí, sí, maravilloso" y luego nada (claro, uno suele admirar a los que no son como uno mismo..), sino los otros, los del tipo J. Me devuelve la esperanza, en muchas cosas, en trabajar con ganas en lo que tenemos entre manos, en ignorar el "ruido y la furia", en deshacer los entuertos (las razones personales, las razones personales, las razones personales....). En fin espero al menos poder hacerele llegar algo de esa confianza al otro J., compañero de viaje, en las tierras bajas del norte de Europa.... Shall see.

viernes, 24 de octubre de 2008

Los días en Munich me han resucitado, es cierto. Al menos me han despertado de mi insularidad mental, pero es que la luz de la isla me tiene arrebatada, ese sol tan bajo que acaricia las tardes en medio de vientos continuos, un sonido familiar que me hace, día tras día, muy feliz, a qué negarlo. El cielo de Vetusta y yo somos uña y carne ya. Literalmente, estoy haciendo mi agosto meteorológico. Como siempre me van a tener que arrastrar con tractor al aeropuerto.
El año uno de la era dos, pasaba por hacer de esto el lugar para arreglar el termostato. Pero ni de broma pienso ponerme a despotricar, me aburre tremendamente. No hay cosa que más me canse que esa gente que se pasa el día protestando. Pero eso dice el psicoanalista, sí (qué pasa, Woody y yo somos íntimos), que tengo el termostato estropeado porque no sé cabrearme. Es cierto, casi nada/nadie consigue hacer que me enfade de verdad, lo cual puede llegar a ser desesperante para quien está al otro lado. Hay dos o tres extrañas excepciones, claro: me enfada la gente que no contesta cuando preguntas "qué tal estas" y me enfadan esos padres/madres postizo/as que a veces una se encuentra viajando por el mundo y que te miran con cara de "Jovencita, si yo fuera tu padre/madre no te dejaría ir así sola por el mundo, bla bla bla.." Honestly Madam, fuck off...
Me sumerjo en otros estados facilmente, pero no en el cabreo. Bueno, los lacónicos también solían conseguir ponerme por unos instantes fuera de mi quicio, pero en realidad me da igual, es perfectamente entendible, es una estrategia vital que a ratos hasta me produce cierta simpatía. Y al cabo, que cada quien haga lo que quiera con sus silencios y sus palabras, con lo que le pasa, de momento tengo cosas más entretenidas que hacer. Recuperar el otoño en estas latitudes más sureñas, la luz continental, pasear por el Englischer Garten y las plácidas cervezas de estos ultimos días en la plaza del Viktualienmarkt. Y el perro Billy, sí, que parece ser que ya ha llegado a casa, mira que le he tenido que suplicar a John-John para que lo trajera... Mientras, veo avanzar la sombra del sol sobre la taza humeante del so-British-tea desde una buhardilla en Lancaster. Esas cosas del azar. Tengo en gran estima al azar (los aeropuetos y el azar son los dos grandes motores de mi trama vital...), y ahora me ha traido via Amsterdam hasta aquí, a casa de R., divertida con su hablar despacioso, esa forma de relacionarse con lo que pasa delante de tus narices que siempre me ha intrigado mucho. Me recuerda a G., claro, y mientras busco a G. en R., jugamos con las sombras y las luces de los cuerpos, de las calles, de las vidas. Free-floating lifes within the eventful paths of chance. Keeping life footloose.
En fin, no me explico muy bien cómo voy a llegar mañana a coger mi avión a Madrid, dada la pereza que me da pensar en dejar mis luces insulares, y la pena de saber que a M. sólo podre verla de refilón en el aeropuerto (hope you're enjoying your Washington long ride), que P. desapareció en la nebulosa del tiempo y que my darling D. sigue haciendo las Africas sin pasaporte y sin visados, esperando recuperar su existencia legal.
En fin, año uno de la era tres. Testing, testing.. one, two, three ...

lunes, 13 de octubre de 2008

jueves, 9 de octubre de 2008


lunes, 6 de octubre de 2008

En realidad llevaba ya más de un mes pensando en poner el cartel de "cerrado por derribo", o "silencio hasta nuevo aviso". Ya, ya sé que se notaba. He esperado a que se cumpliera un año para ponerle punto final a la carta. No porque ninguno de nosotros tenga la última palabra, menos yo, las conversaciones nunca se acaban, siempre están abiertas, esto sólo es un traslado, una simple cuestión de sinceridad, de dejar que el latido de las palabras (ése con el que solíamos hablarnos) pueda volver a escucharse. Porque aquí ha acabado habiendo mucho ruido. Cuando lo que quisimos abrazar fueron las cartas, la supervivencia, las palabras. Me aburren tremendamente, y a veces me hieren, claro, todas esas disquisiciones sobre si la escritura es esto o aquello, sobre cuán narcisistas somos con nuestros "yo, mi, me, conmigo". Ya lo sabemos, los besos de las cartas se los beben los fantasmas, como decía E. de Diego que decía Kafka, con esa manera tan explícita que tienen las cartas para hablar de lo imposible. La imposible compañía,la imposible respuesta, el secreto a voces, parlez-moi d'amour... Verdaderamente no entiendo cómo la gente consigue escribir más allá de ese "tú" tan concreto en que se enreda nuestra voz, el "tú" que nos sostiene. Así que sí, como el ritornello que utiliza Juan Cruz (me gustan mucho sus libros y me gusta él), el "ya no se puede más" de Cabrera Infante: sí, a veces "ya no se puede más" y hay que devolver las palabras a su sitio para hacerlas volver a hablar.
Eso es todo, no hay misterio. "Esta carta ya no cabe aquí, o este aquí ya no puede contener esa carta". Y aquí, pues no sé: just shall see, how is it going for all those from-afar clouds.
Cheers. Nos vemos en los bares.

viernes, 3 de octubre de 2008

Te lo mando en avión entonces...

martes, 30 de septiembre de 2008

Escojo siempre la mejor hora para salir, ésa entre las ocho y las ocho y media, cuando todavía llueve mucho en la heroica Vetusta. Me hace ilusión, qué le vamos a hacer, aunque he de afrontar el hecho impepinable de que le tengo que poner un guardabarros a la bici, al menos a la rueda de atrás, llego hecha un cuadro. Paso por encima del río, cuando ya J. y compañía están metidos en faena, remando. Mientras miro, me llega un mensaje al móvil. Mi madre: "Bohijn. Besos!" Un guiño de esos suyos, tan malvados. Siempre me hace lo mismo. Me manda mensajes con los nombres de los sitios remotos por los que se encuentran, para que me chinche, y a ver si acierto (así aprendíamos geografía en mi casa de pequeños...). Me suena a Éste y tiene que ser montaña, eso fijo. No es Cárpatos ni Tatras porque sonaría de otra forma. Así que respondo "¿Alpes julianos? Malditos. Llueve en la campiña."
En fin. Ahora ando por la biblioteca con las botas embarradas, el segundo café siempre sabe mejor que el primero, mientras me seco de la segunda ducha, también siempre mejor que la primera. Me encuentro a M. en la cafetería. Es ocho veces más tímido que yo, que ya es decir, así que emprendemos una conversación de besugos sobre un texto que le mandé el otro día, en realidad habíamos quedado esta tarde. Pone cara de echar de menos al bueno de Ferdinand (Ferdi es el enorme perro que solía tener en su despacho-barraca hace años, algo así como uno de esos objetos que son barrera y puente a la vez, y a través de los cuales uno consigue relacionarse con el mundo. Como la muñeca hinchable de Lars, sí, más o menos. Según me contó P., cuando él hacía la tesis aquí y M. era su director, Ferdi estaba siempre en su despacho, hablaban mucho entre ellos, y, por supuesto, Ferdi venía a ser su ventrílocuo, más o menos. Como a las doce en punto Ferdi tenía que comer, se acaban todas las reuniones, claro, y fuera alumnos. Ferdi murió hace años ya. Me pregunto cómo sobrevive ahora. Me pregunto cómo sobrevivimos, con palabras, sin ellas, con nubes, con la ilusión de la lluvia por las mañanas, con el mapa de Alaska en la pared y el móvil mandando mensajes remotos. Y me pregunto por qué nos sentimos juzgados por ello. El correo de C. de esta mañana me ha sumido en una decepción un tanto lamentable (iba a decir "a estas alturas de mi vida", si no fuera porque la expresión es totalmente estúpida. Uno aprende, sí, bueno, cambia, incluso consigue manejar algo mejor su constante susceptibilidad, se ríe de ella, etc. Pero parece que todo nos pillara siempre desprevenidos.) En fin, me ha durado hora y media, me niego a enfangarme en ese estado de ánimo. Esperar, desesperar, volver a esperar. En realidad, también me niego a no esperar, me parece triste. Prefiero una decepción pasajera y esforzarme en recuperar la ilusión que renunciar a esperar que lleguen los demás con sus regalos. Curiosa la expresión "cuando menos te lo esperas"... Feliz día de lluvia, y mañana cielo naranja para la chica de la opo.

lunes, 29 de septiembre de 2008

viernes, 26 de septiembre de 2008

Bueno, quizá la muerte no sea un argumento. La muerte es una posibilidad, de las muchas que nos ofrece y nos niega la existencia. Y así el amor rasga con sus pasos ardientes esta tierra cubierta de niebla, tristeza encharcada sin mar al que abocarse, stanca è la notte, etc. Todas esas cosas. El silencio es silencio y ya está. A qué darle más vueltas. Viene, va, nos lleva, es caprichoso. En los días oscuros me mantiene el deseo de los arcoiris inversos. Mientras estaba en Irlanda la prensa dijo que hubo uno sobre el cielo de Cambridge. (En realidad, es un arco circumcenital que se produce en días claros con nubes altas, y que las nubes bajas nos suelen ocultar. Más de un cuarto de círculo colorido bajo un sol que declina. La luz se refracta sobre una particular alineación de cristales de hielo que forman la capa convexa de cirros. La luz entra por la parte superior de los cristales, que giran verticalmente, y sale sobre una de sus caras laterales, como "rebotando" hacia arriba. Sólo entonces se produce ese particular destello: de una intensidad y brillo, dicen, que les es desconocida a los arcoiris formados por gotas de lluvia, y con los colores dispuestos, por cierto, "al revés". Fugaz, dolorosamente fugaz, como lo son los cirros...) (¡Un hurra por los cirros! Siempre capaces de las mejores sorpresas).
Estas cosas del querer: la curiosidad de cómo será bucear entre manglares en Bangladesh, subir al Chimborazo cual Humboldt, otear al condor que pasa y pasa, sí, sobre los Andes, presenciar la "Morning glory cloud" sobre el Golfo de Carpentaria, y un largo etcétera que disuleve la oscuridad...
En fin, aquí por Vetusta todo en orden. Mis días de Billy Eliot discurren a buen ritmo, con niebla por las mañanas y con sol, cirros y aire frío por las las tardes. Y luego está el mapa de Alaska que tiene John, sí, en el salón de su/mi casa... Pero ésa es otra historia. Cheers.

jueves, 25 de septiembre de 2008

¿Y si David Foster Wallace tuviera razón?

lunes, 22 de septiembre de 2008

sábado, 20 de septiembre de 2008

“Rather than have to think, always and endlessly, what else there could be, we sometimes seem to connect with a layer in our existence that simply wants the things of the world close to our skin.” (H. U. Gumbretch, Production of Presence: What meaning cannot convey).
Still looking for the golden light on the rain-swept Atlantic beach...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Enjoying this ride. Got two flat tyres. North Leenaun, Co. Galway, N-59 heading Westport.

martes, 16 de septiembre de 2008

As time goes by...

lunes, 15 de septiembre de 2008

Cheerful Road to Perdition...

viernes, 12 de septiembre de 2008

Does anybody know how to switch heaven's light on?

martes, 9 de septiembre de 2008

Ayer a las ocho en punto de la tarde, en la perfecta tranquilidad de la noche incipiente y de las aceras desiertas, húmedas y centelleantes, sonaba el carillón de la St. Oswald's Church, camino de la New Elvet Road. Los sonidos se filtraban en una niebla densa que empezaba ya a caer sobre las calles, y acaso nadie escuchaba. Eso me pareció. Su sonido me sorprendió en tal estado de vulnerabilidad y desconcierto que creí que el cielo mismo repicaba y dejaba caer su mano dulce sobre la soledad de los cuerpos, sobre la intemperie de las almas. Rodeé la iglesia con la hierba mojada hasta las rodillas, y al final, una puerta entreabierta dejó ver las luces del interior. "8PM: Quiet prayer". Sentí envidia de esa quietud, sentí nostalgia de ese tiempo leve y sumiso, de ese silencio a media luz. Sentí alegría por la impertinencia de la duda que nos mantiene siempre en pie, y sentí, al fin, la fuerza de la vida irrumpiendo, sembrando de olvidos benignos el presente, alborotando de promesas y destellos el futuro. Sentí esa vaharada imprecisa de emociones que apenas sabemos nombrar. Y me dejé sumir en ese estado en que estamos siempre los impacientes: a medio camino entre la ilusión arrebatada y el miedo atroz.
Esta mañana me enternecieron las palabras de N. agradeciéndome mis propias palabras, la manera en que le hacen vivir, desear, volver, escaparse, temer, acaso, temer. Nunca quise del todo afrontar, reconocer, ese efecto que provocan las palabras, las mías; no quise ser consciente de la manera en que inducían a otros a ciertos estados, la sonrisa cómplice, mi melancolía, los horizontes lejanos, las nubes y el desánimo, una derrota que se asume, sin querer, antes de tiempo. Nunca he querido asumir ese poder que nos confieren las palabras, cuando en realidad lo que debieran hacer (y nosotros reconocer que nos hacen) es devolvernos a ese estado de niñez absoluta en que, cada mañana, desposeídos, atónitos, indefensos miramos la vida nacer: ese soplido diminuto que nos crece en el cuerpo con el día y a la noche es ya un bulto, una carga, andamos contritos, nos pesa la respiración de los días, y es entonces cuando llegan quienes nos acompañan para devolvernos las razones, las preguntas, el amparo. Deberíamos caminar por el tiempo como si fuera el lugar que nos permite ejercitar el aprendizaje lento y costoso, pero reconfortante, de la ilusión.
Así que, en fin, mañana cojo un vuelo a Dublín, casi de madrugada. No me canso, no. A cada día, su ilusión.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Después de más de setenta horas de diluvio continuo y cielo cerrado, por fin deja de llover. Amanece un domingo nublado, quieto, de cielo apesadumbrado, frío pero terso. Poco a poco se van abriendo algunos claros en el cielo y, hacia el oeste, empieza a intuirse la presencia del sol. Un azul intenso y límpido se asoma entonces entre las nubes. Han quedado cúmulos grandes y compactos, apilados hacia arriba. Van pasando deprisa, dirección norte. Algunos de ellos se descuelgan con el movimiento del aire en las capas más bajas y empiezan a oscurecer, anuncian más lluvia. Intento salir a correr pero estoy hecha polvo. Tengo el cuerpo del revés, el cuello completamente rígido y un dolor de cabeza atroz. No consigo dar más de dos pasos. Necesito aire pero me veo obligada a empiltrarme otra vez. Me drogo con un poco de esto y de aquello, y resucito muchas horas después, como de un un abismo negro, frondoso, lleno de ecos. El cielo se ha cubierto de nuevo completamente y antes de que me dé tiempo a llegar a la ventana ya está cayendo agua, como si fuera el fin de la vida, la noche de los tiempos, o simplemente, una presencia sin nombre, sin señas, que irrumpe a lo lejos y lo inunda todo. Los sauces lloran en el horizonte, con sus brazos caídos, melancólica figura, y el viento agita las cuerdas, las cortinas, los papeles en las calles. Apenas hay casi luz, la humedad comba poco a poco todos los libros y papeles. Recuperado el equilibrio, salgo al patio y me cobijo bajo el saliente del tejado viendo cómo cae el agua sobre las hierbas que crecen en las grietas de la pared. Toqueteo todos mis cacharritos, ha bajado mucho la presión, mido el agua que ha caído en las últimas horas y atisbo a lo lejos la presencia de los campos con cierto escepticismo. Me acerco a Newcastle a por libros, periódicos y ruido, gente, movimiento. Luego vemos en casa Atonement, que no la había visto, a pesar de lo mucho que me gustan los libros de Ian McEwan. Me pregunto si de verdad la escritura restaura algo, consigue devolver a la vida lo que le fue robado, si es acaso cierto que escribiendo podemos cambiar en algo el orden de las cosas. No tengo fuerzas para pensar y sin embargo no pierdo el buen humor. He decidido quedarme junto a esta huerta y ver qué pasa. Uno debería suspender la decisión sobre dónde quedarse a vivir hasta haber probado todas las alternativas posibles. Nunca se sabe en qué lugar encontraremos la felicidad, ni cómo. (En fin... como si dependiera de un lugar... Finjamos por un momento que sí). Reconforta encontrase con un sitio en el que las cosas van pasando despacio, de una en una. Un lugar en el que te avisan de que han puesto una nueva señal al final de la calle. Así:
Hoy ha vuelto la luz deslumbrante y el candor de las nubes más blancas. El aire trae un intenso olor a césped recién cortado, a lluvia aún cercana, y perfila con su perfecta transparencia las esquinas de las calles, las lindes de los parques. La hiedra trepa con una constancia geométrica por las lápidas de los cementerios (y aquí hay muchos, están integrados en el tejido de la ciudad, son ya parques, son lugares por los que pasar y parar, mirar, esperar. Los columpios se mezclan con las tumbas, los niños las miran sin prejuicios). Las hortensias crecen espléndidas y generosas a la entrada de las casas. He venido muy temprano a la biblioteca (ya soy una auténtica Durham-girl) y trabajo sin fatiga tras los enormes ventanales que dan al cruce de la South Road con Stockton. Los árboles apenas dejan saber lo que pasa más allá de su tupida presencia. Sus copas van tornando al amarillo y sus hojas fulguran con el arco de luz de la tarde. A ratos el cielo se parece al mar y el mundo da vueltas en todas las direcciones, hablando su tímido lenguaje, desplegando sus maneras de anfibio. Azul es el color de este tiempo que me ampara, de la vida que nos crece, y pasa y sigue y sabe.

domingo, 7 de septiembre de 2008

"The question is thus how to make of leaving something as simple and joyous as dying. But to make of leaving something light and simple requires nothing less than a turn in thinking, its stepping out of time. For if leaving is joyous it is because we do not mourn what we have left, which is possible only if by leaving it we did not lose it. Not to lose what we have left is, for its part, possible only if by leaving whatever we are leaving we also leave our self in the place we abandoned and arrive at another self. What it as stake here is the radical discontinuity between two selves; instead of the temporal synthesis of the two selves performed by mourning, their spatial separation. The trick is to leave one's self in some place and to emerge in another space as a newly-born self. Which is why this innocent self has to start from the beginning time and again. It has to invent and learn new motions, emotions, thoughts, languages and (even if for a day only) how to build a new house. The house of those who 'know' how to leave it is thus radically different from the house of those who learn how to die (in it)." Branka Arsic, "Thinking Leaving" in Deleuze and Space.

viernes, 5 de septiembre de 2008

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Hoy soñé con la luz del final de la tarde en la carretera hacia Ullapool y con ese silencio remoto y quieto que el aire empujaba desde el oeste, enmarañado de nubes y agua y brillos. Un leve temor irrumpe siempre en la noche, como si alguien fuera a llevarse nuestros recuerdos.

martes, 2 de septiembre de 2008

Tell me will it grow...

Qué pereza da entrar en el trabajo, y sólo por la pura conciencia de saber que es (o llamarlo) trabajo, la manía de trazar una línea entre esto y aquello. Porque por lo demás, los que tenemos la suerte o la desgracia de trabajar con material de nuestras propias obsesiones, no dejamos nunca de hacerlo. Y ahora, tengo demasiado material. A pesar de que en realidad apenas he sacado tiempo, he escrito bastantes potato-páginas estas semanas. En realidad, todo ese movimiento ha sido una forma de escritura, siempre lo es, pero cuesta demasiado dar forma a las preguntas con las que/para las que nos ponemos en movimiento. Con todo, los textos tienen un algo impostadamente sebaldiano que me atormenta, se nos pega al envés de las palabras el tono de esas dudas que nos asfixian, y ni siquiera concebimos la posibilidad de que se pueda escribir de otra forma.
En fin, que se está mejor en movimiento, o pensándose parte de un movimiento, que en realidad suele estar compuesto de muchos momentos de reposo: el segundo desayuno en el Balans mirando a la gente pasar, el té de por la tarde en las librerías de Charing Cross Rd., tumbarse boca arriba en la Turbine Hall de la Tate, mirar y leer alternativamente en el tren, etc. Esta vez me enganché a la trilogía de David Lodge que empecé a leer por insistencia de P. y sus vaciles con el Small World. Aunque enseguida me acaba aburriendo y lo cambio por el vicio de embobarme mirando las figuritas viajeras de Walter Martin&Paloma Muñoz. Me compré el libro en el maravilloso Stanfords de Covent Garden y me divierte sobremanera. (También me compré con mucho dolor un ladrillo del Institue of Cultural Inquiry --Searching for Sebald. Photography After W.G. Sebald-- que aparte de tenerme sorbido el seso, apenas pude acarrear).
Me acordé de F. en la sesión del "Furnishing travel" sobre las culturas materiales del viaje, y de la conveniencia de escribir también una fenomenología de los objetos. Algo, no mucho, he avanzado para el paper de Munich sobre la ecología de los artefactos que componen nuestro movimiento (o nuestra identity on-the-move): el coche, la maleta, la estación. Las postales, por ejemplo: siempre viajo con una postal del Felt Suit de Joseph Beuys (que por cierto está en la Tate Modern, sí, allí peregriné...) Ese traje colgado, como del aire, en una aséptica percha siempre me recuerda a las huidas de Prim. He poblado paredes y corchos de muchas casas con esa postal. También hay dos grabados de Hopper, los sobres de las cartas de P. (otro P., cuánto P.), un collage de un mapa cortado, pegado y fotocopiado de Ginebra cuando me enfadaba con ella, y otro del valle de Flims para cuando lo echo de menos (a menudo). Ahora he sumado una postal de "A Sudden Gust of Wind" (de Jeff Wall, after Hokusai) y, claro, una foto de Pequeña. Es la repetida escena del replicante pegando sus señas de identidad en la pared.
En fin, voy ya por el tercer café. Larga es la mañana, y diletante la escritura, con tal de no tener que organizarse la vida, o el trabajo. A las siete, el sol estaba ya muy alto. El paso nocturno de la lluvia lo ha inundado todo, así que he vuelto de correr embarrada. G., que se divertía llamándome "petite-exploratrice", se reiría de nuevo con esta felicidad tontorrona que me producen los primeros tanteos en busca de la mejor ruta para correr, del mejor camino para conectar tal y tal sitio, de esta manía de probar todos los bancos y comprobar todas las esquinas. Si F. tiene razón y "somos adictos a trozos de mundo", me llevo la mejor parte, porque soy adicta a los lugares, y eso tiene la ventaja de que cualquier lugar nuevo, por chiquitistán que sea, me permite entrar en ese estado del que mi felicidad depende. Simple y eficaz. Para mí que en realidad son pequeñas operaciones de reconocimiento. Detectamos y aislamos esos trozos de mundo que nos permiten "conectar" con lo que creemos que somos, y realizar todo tipo de operaciones diversas sobre (los relatos de) nuestra identidad. Por eso el "viaje a la naturaleza" es tan efectivo. Una vez que hemos aprendido lo que "es" (o sea, lo que en nuestro particular imaginario personal "significa") el serbal, o el amanecer sobre la extensión de las turberas, los destellos del sol en el hielo tardío de marzo, o las madejas de viento cargado de arena de playa, somos capaces de reconocer en cualquier parte que eso nos pertenece, que ahí estamos, que sobre eso vivimos. Y que, a secas, vivimos, somos, sentimos. Los lugares como el teatro de nuestras operaciones sobre el tiempo y sus conexiones.
En la plaza de la St Paul's Cathedral de Londres hay plátanos con pinta de haber sido plantados no hace mucho. Inmediatemente me remitieron a los grandes plátanos que había en la calle donde estaba la casa de mis padres, y al largo tiempo que solía pasar mirándolos desde mi cuarto. Conectamos con lo que somos (y lo construimos) a través de esas partes del mundo. Y a la vez nos desacoplamos también de lo que somos mediante esos mismos trozos de mundo, sí. También somos adictos a trascender lo poco que normalmente conseguimos ser. Por eso cambiamos de lugar, por adicción a las vías muertas del tiempo (las "ramas muertas" del futuro, que las llamó I. Calvino), a los presentes improbables.
En fin. Sigo con Jakob Dylan: "Will it Grow" en modo repeat, como siempre.
"I made a promise to not let go
Our tug of war has only made me want you more
Steeped in hard luck and doomed to roam
My love is braver than you know"....
Estoy incubando una creciente manía contra la ausencia de circunstancias en textos y reflexiones. Cada vez me cuesta más comprender los pensamientos que genera el personal cuando omiten la referencia a las circunstancias (lugares, cosas, momentos, personas...) que los han generado, con los que tienen que ver. En fin, entre la Nocilla y el potato-girl-style-of-life pierdo neuronas a pasos agigantados.
"Damn this valley, Damn this cold
Take so long to let me know
It's plant and reap and plow and sow
But tell me will it grow"
Necesitamos florecer, saber que no hemos recorrido todos esos caminos en balde. Y besos querida N., no languidezcas, en seguida te explico el aire que respiro.