Desde que decicí instalar un firewall en mi cabeza y cerrar el chiringuito a la primera derivada absurda y/o profunda de mi pensamiento, mi vida se ha descomplicado sobremanera. En mi descenso hacia el más ramplón de los realismos, los días tienen otra textura, otra cadencia. Esta manera en que el lugar, y la particular combinación de emociones, latidos, percepciones, ritmos que emergen con el lugar, me pega a la vida, me era totalmente desconocida, acostumbrada a kilómetros y kilómetros de distancia en mi forma de mirar el mundo. Como dice Juno McGuff: "There's nothing like experimenting!". También las palabras se fueron por el sumidero del tiempo según la candidez inclinaba la balanza del lado de la acción. En realidad no lo decidí, acabó pasando, con los últimos vientos, swirling winds. Sigo sin saber muy bien qué más habría que hacer si no es mirar las nubes para decidir el rumbo. Heartbeaters. Go, Juno, go!
Aún así, hay que ver qué malita me he puesto. El humor me mantiene a flote, mientras persevero en la ilusión de los días con sol del norte y las Merry-Go-Round Mountains (Toto... we're not in Kansas anymore!): "Every road leads somewhere or there wouldn't be a road" (The road to Oz. Gracias lovely-lovely M.) Esta mañana, entre vientos desorbitados (Jezz! Every single cloud went mad up here!) y lluvias acercándose y alejándose, se formó un arcoiris doble, ¡doble! Mientras miraba embobada y con la boca abierta en la puerta del suepermercado, se me acercó el señor de la barba blanca y sonriendo me dijo: "Hey, young lady! Weren't you supposed to be singing that old song...? You know..." And then I went: "Oh! Yep! Right! Yeah-yeah-yeah... The one that goes: 'Somewhere over the rainbow..."
En fin. En estos casos, suelo llamar a mi mamá, que es una caja de risas, siempre lo fue, y tiene la ventaja extra de que la llamada suele venir con sorpresa geográfica y relato de viaje incluido. "¿Dónde estáis?" "Escucha" Y sonaba a mar. Cómo quiero a mi mamá. :-) El sentido de las cosas se tambalea cuando más sólido crees que se ha vuelto un proyecto, cuando crees que has cogido la buena ola, que puedes cortar y enlazar la diagonal antes de que rompa, y en realidad ya ha roto, splash: estás fuera de juego. Es como ese truco en que alguien tira del mantel sin que los platos se muevan o se rompan. El efecto-mantel suele tener la extraña consecuencia de que todo haya cambiado sin que nada haya cambiado. Y por un momento, dos momentos, tres momentos, te quedas en el aire. Stuck in reverse.
En fin, al menos tengo asegurado un aterrizaje navideño en el aeropuerto de Zurich y desde allí, como siempre, el largo camino a casa a través del túnel de nieve, con las luces al fondo del valle y el frío claro del invierno en la noche. Home sweet home.
Aún así, hay que ver qué malita me he puesto. El humor me mantiene a flote, mientras persevero en la ilusión de los días con sol del norte y las Merry-Go-Round Mountains (Toto... we're not in Kansas anymore!): "Every road leads somewhere or there wouldn't be a road" (The road to Oz. Gracias lovely-lovely M.) Esta mañana, entre vientos desorbitados (Jezz! Every single cloud went mad up here!) y lluvias acercándose y alejándose, se formó un arcoiris doble, ¡doble! Mientras miraba embobada y con la boca abierta en la puerta del suepermercado, se me acercó el señor de la barba blanca y sonriendo me dijo: "Hey, young lady! Weren't you supposed to be singing that old song...? You know..." And then I went: "Oh! Yep! Right! Yeah-yeah-yeah... The one that goes: 'Somewhere over the rainbow..."
En fin. En estos casos, suelo llamar a mi mamá, que es una caja de risas, siempre lo fue, y tiene la ventaja extra de que la llamada suele venir con sorpresa geográfica y relato de viaje incluido. "¿Dónde estáis?" "Escucha" Y sonaba a mar. Cómo quiero a mi mamá. :-) El sentido de las cosas se tambalea cuando más sólido crees que se ha vuelto un proyecto, cuando crees que has cogido la buena ola, que puedes cortar y enlazar la diagonal antes de que rompa, y en realidad ya ha roto, splash: estás fuera de juego. Es como ese truco en que alguien tira del mantel sin que los platos se muevan o se rompan. El efecto-mantel suele tener la extraña consecuencia de que todo haya cambiado sin que nada haya cambiado. Y por un momento, dos momentos, tres momentos, te quedas en el aire. Stuck in reverse.
En fin, al menos tengo asegurado un aterrizaje navideño en el aeropuerto de Zurich y desde allí, como siempre, el largo camino a casa a través del túnel de nieve, con las luces al fondo del valle y el frío claro del invierno en la noche. Home sweet home.