Greg me llena de ternura la mañana con su diagnóstico certero. Mientras Lucía dibuja recovecos en la piel, el bostezo de Garfield aflora en caminos cegados. Será una sincronía del reloj de las almas y esas cosas, como la pequeña de Grace is gone con su minuto feliz. "To all of you" me resucita. Es más, me tapiza de ilusiones este sendero en que me embarro. Las carreteras de California, "driving a car by the seaside", ahora que todo vuelve a arder. Compro cuatro billetes de avión en diez minutos. De paso, me deleito con el clip de "Everything else". Un Syd Matters disfrazado, eternamente deseable, la casa de tejado reluciente, voladora y nublada, nefelibata, a lomos del pájaro blanco, en el claro de bosque entre centauros. Sueño ya con el ascenso al Ben Nevis, que me espera a mitad del verano. Planeo sobre el mapa, andando con los dedos por las tierras altas. Bajo hasta la bahía de Cardigan, resuena una melodía gaélica, en la isla de las mareas, Ynis Enlli. Desde Aberdaron subo hcia el mar de las Hébridas. Inse Gall. Me sumerjo en las agua gélidas, escruto la depresión tectónica y salgo a superficie, en un paisaje de gneis y grandes columnas de rocas basálticas. Vuelve a sonar "Icare". Absorbo la humedad del ambiente y cruzo lo dedos para poneros a salvo.