Duda, duda macabra: ¿Se puede estar de paso en las personas como es posible estar de paso en los lugares? A menudo nos limitamos a pasar por los lugares, con mayor o menor consecuencias, sabiendo, de hecho, que "sólo" estamos de paso. ¿Pero en las personas? Cielos, algún otro orden tiene que regir para que sea posible avenirse a razones, atenerse a los hechos. Tenemos la solución de las acciones conjuntas o de la agencia, a secas. A los lugares, hasta nuevo aviso, no nos es dado pedirles cuentas, ni les es posible saldarlas con nosotros. Pero estos monos con ropa que somos los humanos no pueden campar a sus anchas. El que pasa, pisa. O roza, toca, aletea, vulnera, desoye o aguanta, aunque sea un segundo. Es suficiente.
¿Y la extraña naturaleza del adverbio "inadvertidamente"? No contraviene el hacer de ciertos performativos en el decir, pero sí el de ciertos compromisos en el hacer o el actuar. ¿O es que no contraemos compromisos a veces sin darnos cuenta? Me lo expliquen....