Nada, no hay menor. No la hay porque "no aceptamos barco", los amigos siempre llegan con sus globos de colores, abriendo cortafuegos en el bosque de las suposiciones patateras. Así que simplemente sucede que aquí andamos con pies de barro, frágiles como somos, duraderos, previsibles, revolviendo las tareas y los sueños.
El globo era color lila, sí, y es justo pedir palabras, y justo buscar la manera de darlas, aunque sea confundiendo lo debido por lo dado, lo propio y lo ajeno, los pronombres y los verbos.
Hoy levantaré un monumento a la sabiduría de la frase: "que no hay mejor regalo (que no favor) que el que hacemos al pasarle a los que más queremos un pelín de nuestra 'locura'... ".
Así que sí, carretera y manta. Abrir los ojos, esperar la emoción del viento subiendo en cada curva, el tacto gélido de las mañanas en el bosque, el vaho del futuro, caliente, temeroso, dejándose ver en la superficie del lago. El nervio en las piernas desafiando los barrancos, más nubes en el cielo, la sonrisa atolondrada en las riberas, los bancales, las mesetas. Volar un poco más. Y mirar las sonrisas que llevo en la maleta: un océano de sonrisas, de electrones.
El globo era color lila, sí, y es justo pedir palabras, y justo buscar la manera de darlas, aunque sea confundiendo lo debido por lo dado, lo propio y lo ajeno, los pronombres y los verbos.
Hoy levantaré un monumento a la sabiduría de la frase: "que no hay mejor regalo (que no favor) que el que hacemos al pasarle a los que más queremos un pelín de nuestra 'locura'... ".
Así que sí, carretera y manta. Abrir los ojos, esperar la emoción del viento subiendo en cada curva, el tacto gélido de las mañanas en el bosque, el vaho del futuro, caliente, temeroso, dejándose ver en la superficie del lago. El nervio en las piernas desafiando los barrancos, más nubes en el cielo, la sonrisa atolondrada en las riberas, los bancales, las mesetas. Volar un poco más. Y mirar las sonrisas que llevo en la maleta: un océano de sonrisas, de electrones.