Las afinidades como referencias, o las referencias como afinidades, y "tirar del hilo": sacas un nombre, un título, un lugar, una idea, y como las cerezas, todo lo demás sale a pares, en cadena, a raudales, es tan fácil. Es cierto que las cosas caen por su propio peso, y así uno puede soltar lastre, viajar más ligero, más tranquilo. Desconozco si sigue teniendo vigencia la teoría de los "seis grados de separación", pero los llamados "mundos pequeños" tienen su sentido, y por supuesto, su lógica (también socio-económica, camaradas). Además está el hecho de la inevitabilidad de que uno deposite, al final, el mayor peso, o la mayor carga de su vida en un mundo de referencias más o menos pequeño/más o menos amplio (sin prejuicio, claro, de aumentar la comprensión, empatía o pura "soportabilidad" de otros mundo ajenos, lejanos o que nos atraen poco). Existe una "zona de comodidad" psicológica, social, emocional, para cada individuo, eso es obvio. Que sepamos/queramos transcenderla, es otra cosa. Pero el valor de ese gesto, aun cuando parece indiscutible, no es una vara de medir quizá tan transparente. Se nos pide que vivamos como humanos, no como héroes, y nuestra comprensión básica tiene los límites de nuestros horizontes vitales. ¿O no? ¿En qué falacia he caído esta vez?
En cualquier caso, no se trata de coincidir en los contenidos de las cosas, o en las respuestas a las preguntas, sino en el terreno en que se despierta la inquietud por esas cosas, en el lugar de esas preguntas. El campo de futbol o la pista de tenis, la cancha de baloncesto. Por ejemplo, ¿qué nos queda del 68, entonces? Si es cierto que la política estaba en todos los estratos de la vida, las luchas privadas siguen teniendo vigencia como luchas políticas. Pero si no es cierto que lo político tenga esa capacidad de infiltrarse en lo que somos/hacemos, caben respuestas privadas sin culpabilizarse. La perversión, claro, sería pensar que lo político se "infiltra" ("como si" -ay- lo político se infiltrara y no hubiera estado ahí desde el principio..... Y entonces los libros de Gopegui eran tan políticos al principio como al final, y un hueco es una cuestión política por excelencia, lo común de los mortales. Si es que lo indiscreto da para mucho....)
En fin. ¿Por qué esta súbita empanada de preguntas? ¿Qué se ha hecho, señoritas, de los célebres fraseos de Lucía? Bueno, quizá I'm on the mood again, quizá la esperanza de la vida, de los otros, la llevamos tan dentro que ni nos acordamos, quizá no son los lugares, son las personas las que nos ponen en el disparadero. Recordemos cómo empezaba todo el lío tesínico, con Wallace Stevens: "Life is an affair of people not of places. But for me life is an affair of places and that is the trouble." Y en realidad, las dos cosas son lo mismo.
Y para que mi dispersión no disminuya, cuando la montaña de tareas amenaza con convertirse en tsunami, me pondré a leer sobre la historia ecológica del sur de California, una delicia.