miércoles, 7 de enero de 2009

En fin, es que bajé a comprar tabaco y ya se sabe...... Al consabido 72-hour sleep syndrome de la vuelta de cada viaje, se le sumó una absurda gripe de esas paralizantes que he arrastrado por aviones, pasillos y camas de aquí y allá (un día más tomando calditos y zumitos y me pego un tiro). La fiebre se llevó algun que otro mal sueño y borró completamente mi adicción al café. Anonadada estoy. También he cambiado sin querer el chocolate por los kiwis, Onetti por Murakami, ya ves tú. Está por ver con qué resultados. Compartí padecimientos con la pobre Pequeña (que ya no es Pequeña, sino más bien Chiquituca), mientras fuera nevaba, y todos bajaban hacia el lago, mi gozo en un pozo y etcétera. Así que a la hora de la verdad: sólo algunas calles de Madrid, ciertos abrazos, algunas palabras, las de amistad, probablemente; algunos besos, sólo algunos, no olvido cuáles; las razones de D., todas; el eco de ciertas risas, estos últimos días de nieve en Flims, la presencia de M., los virus de nostalgia de mi padre, el número más marcado del móvil, el té con C. en el Café de las Estrellas después del cine, a pesar de todo, y volver mientras podamos volver.