Tienes razón, dear potato-girl, mejor que colorease todo el mapamundi de amarillo.... No obstante, dudo de que éste sea el color del deseo (si acaso el azul, aunque bueno, blue is the color of distance, que decía R. Solnit ... o sea que igual sí.... el mundo azul). Pero hoy es inútil hablar de nada... mientras llueve y llueve y llueve sobre las islas veo la tragedia de Barajas. Como estamos día sí día también cogiendo aviones, llevo un buen rato tratando de asegurar que estamos "todos" sanos y salvos, por decir algo, mientras "todos" tratan de contactar conmigo (en lo remoto del valle hay internet pero no cobertura de móvil...) Otra vez Ifema. Es horrible pensar en toda esa gente que tendrá que ir allí, intento no imaginarlo. Hace años vi aquellas otras imágenes de Ifema desde París, y ahora estoy de nuevo con esa incredulidad que a ratos se hace dolor, a ratos se hace certeza. Mientras cogía el enésimo avión pensaba en J.R. La noticia de su muerte llegaba unos días antes de irme, mientras Pequeña dormía en mis brazos, con su respiración corta, rápida, milagrosa. Después, esa otra incredulidad de los tanatorios, para la que apenas hay palabras (las palabras son absurdas de todas formas en esos lugares). A mi lado en el avión lloraba una chica. Lloraba ya mientras esperábamos el embarque, esta vez en la T1. Me pregunto cuántas historias arrastramos en cada trayecto, en cada avión que va o que viene, y cuánto es el dolor que llegamos a pronunciar, a concebir, a comprender, y cuánto el que se queda varado, sin palabras. Siempre me ha parecido que no pasan las horas esas noches en que hay muertos, ha sido así muchas veces antes, y es ahora lo que siento también. Aunque llegue la mañana, es mentira, para el dolor de los que han perdido a alguien nunca amanece.