Como cuando hacía reflejos desde las agujas calizas del Lavaredo, encontrarás los destellos en las huellas del lago errante: Lop Nor. El lago que camina, empujado por el viento y las tormentas de arena. Convertido en saladar en los mapas. "La oreja del mundo". Cruzamos por el corredor del Tarim, el río de curso cambiante, entre los desiertos del Taklamakán ("entrarás y no saldrás") y del Gobi. La depresión con sus llanuras ardientes, cercada al norte por los montes Tianshan, deja paso a las tierras bajas y a los álamos del desierto. Para no sufrir la tristeza del turista, ponga un geógrafo en su vida.