viernes, 20 de junio de 2008

"That has brought me to this loss?"

Las condiciones de presión hacen que la tarea que nos ocupa se vuelva sumamente aburrida. Verdaderamente me subo por las paredes. Intento escribir sin mucho éxito tres artículos a la vez, poniendo confundidamente en uno lo que es de otro, y sabiendo fracasado el intento de llegar a tiempo. Como toda diversión devoro jamón de York (nunca entendí esta denominación) mientras trato de concentrarme en escuchar el nuevo disco de Bon Iver, For Emma, Forever Ago. Efectivamente, hay en él mucho de esa atmósfera del mito del Justin Vernon que huyó, desde North Carolina, a una cabaña solitaria en los bosques nevados de North Wisconsin para tratar con su propio dolor. Hay algo, claro, muy americano en ese gesto de vuelta al lugar de origen para econtrar las palabras, pero sigue funcionando, cual Thoreau del siglo XXI.
Al principio queda en el aire una sensación de cierta contractura, pero luego todo emerge y fluye con sorprendente agilidad. Hay algo de canto monástico, mucho del invierno circundante y bastante de sincopada sucesión de lucidez y tiniebla. Desolación contenida, belleza desbordante. Agitación al aproximarse al centro de la herida, suavidad al bordearla, ritmo al alejarse camino de la esperanza. La percusión añadida es somera, pero efectiva. Lo mejor de la sencillez del folk con una mirada desasosegada (y desasosegante). Algo me hace recordar algunas composiciones de Nick Drake. Será un emparejamiento sentimental, que a ratos se hace brutal: "Someday my pain, someday my pain, will mark you, harness your blame" (en "The Woolves").