Escucho con cierta, y no poco divertida, ironía, el "Say it to me now" de The Frames (cómo estamos, sí...). Menos mal que no somos minoría los que pensamos que el trato entre los animales humanos debería regirse por ciertas normas mínimas, y consabidas, de civismo. ¿Qué tipo de enfermedad nos lleva a lo contrario? Al mutismo, por ejemplo. El sentido común que rige el intercambio de la palabra suele hacer mucho más amable un "¿por qué no te callas?", sí, llegado el caso. "And so much has gone misunderstood. This mystery only leads to doubt." Mentira: los misterios suelen ser tan banales que llevan al olvido poco a poco.
En fin, yendo a cosas importantes, más interesante es ya esa hora en que los cafés se llenan de un humo que aún es tibio, benigno, y el cuerpo que esperábamos se inclina para abrazarnos, mira y se acerca, sabe de nuestra presencia. Es una certeza que sólo llega de tiempo a tiempo, frágil. Y es verdad que es una insensatez haber dejado esa certeza. Y más aún distraerla con los viajes. Es verdad que se suele decir eso de l'amour de voyage. El que está en movimiento se sabe enfermo, y aún su condición le justifica para cometer esa u otras torpezas. Pero el que estaba quieto, en su sitio, ¿de qué tipo de espejismo ha sido presa, de dónde surge ese error de percepción tan garrafal, si a las personas se las ve venir de lejos, como suele decirse?Luego están ese otro tipo de patologías que nos llevan a hablar de más, a preguntar de más, a no comprender qué nos aparta de esa obstinación que les es propia a las palabras.
En fin, hoy estoy esperando corrientes curvas de viento que perfilen esta línea de cirros y los comben. Pero nada.