Definitivamente el sueño es incompatible con el caos. El cansancio hace del mundo un trapo sucio, del cielo jirones, not to mention my mood... Así que: té rojo, Damien Rice a más decibelios de los permitidos por los cristales, y a empezar por el principio: vaciar las habitaciones y el salón, pintar y optar a corto plazo por un minimalismo que al menos me mantenga a flote, y dé cabida a una presencia más, traer de vuelta su tranquilidad. Está claro que cuando uno quita los topes, esa sensatez ajena que nos embridaba con sus buenas razones --esa forma de paciencia que es la esperanza, o esa forma de esperanza que es la paciencia--, la identidad se desborda por el lado de sus viejos vicios. Hay presencias que suman, y otras que restan. "También me comprende hasta un punto que causa desasosiego, y no me consiente mis debilidades ni excesos, tal como hacen otros que me conocen menos y, por tanto, me temen más." (John Banville, El mar).
No tengo ganas de sucumbir a este caos, a no ser que le saque algún provecho más que el pataterismo de la escritura y sus galardones (De lugares y viajes). Al menos, a media tarde aparece Ray LaMontagne con su guitarra y se van poniendo en fila los planes: por orden, Barcelona, Dublín y, por fin, Egipto en febrero. Es insensato pensar(se la vida) más allá de dos o tres meses, así que esto es todo lo que quiero/puedo estirar la mano.
No tengo ganas de sucumbir a este caos, a no ser que le saque algún provecho más que el pataterismo de la escritura y sus galardones (De lugares y viajes). Al menos, a media tarde aparece Ray LaMontagne con su guitarra y se van poniendo en fila los planes: por orden, Barcelona, Dublín y, por fin, Egipto en febrero. Es insensato pensar(se la vida) más allá de dos o tres meses, así que esto es todo lo que quiero/puedo estirar la mano.
También se pregunta Banville si acaso "lo misterioso no es algo nuevo, sino ya conocido que regresa en una forma diferente, convertido en fantasma". Quizá ése es el puntal y la única gracia de todos nuestros equívocos, algún tipo de intervención sobre el origen, pues el pasado es "un segundo corazón". La llamada dependencia de la senda explica muchas cosas, sí.