La tarea es acostumbrarse de nuevo a los viejos escenarios, porque los hemos olvidado más rápido de lo que pensábamos. Acostumbrarse otra vez mientras uno se tropieza con el caos de sus mesas. Verdaderamente parece imposible manejar la insensatez con la que se reproduce este desorden. Mientras, salto de Bouvier a Chatwin, a Leiris, de Kerouac a Kapuscinski, a Segalen, deslizándome con Maqroll el Gaviero, entre las inquietudes de Steinbeck y el desasosiego de Pessoa, sondeando la distancia azul de los viajes, para intentar armar unas cuantas explicaciones, el mapa de los territorios metafísicos que atraviesa lo geográfico. Puede que no haya misterio, que el viajero se ponga en marcha sólo por pura curiosidad... Mais c'est pas si facil que ça, il me semble... qu'est-ce que l'on fait, autrement, avec "le secret désir de métamorphoses tangibles, tant en lui-même que dans le monde extérieur" qui port avec lui le voyager...
El vagabundo no es nada cabal, pero sí pertinaz. De modo que mientras los lugares nos retienen, siempre nos cabrá ver las metamorfosis que la luz y las horas infligen al cielo, a los edificios, al maltrecho orden de las mesas, las ideas.