viernes, 5 de octubre de 2007

In medias res

No debería, lo sé. Pero bueno, otra tentación más a la que sucumbir, un sí, otro para la lista. Y son ya legión. No es grave. Lo inútil no daña. Y dos eran mucho para un sólo cuerpo. Han estado desperdigados en palabras que eran cartas, tiempo sumando tiempo, preguntas en las nubes, la incierta lección del suelo, tierra quemada. Y ahora, otros caminos. Así que esta vez me subo a la banqueta, que rima con claqueta, y ¡acción!. Acción para una voz que ha de cruzar el mar si quiere contar lo que, pasando aquí, y es yo, le pasa a otra. Lucía mira, anda, corre, toca el mundo con dedos de aire, y habla. Así que llega en la noche el acordeón de palabras, con su fuelle afónico, robando el viento a las horas: aquí está. Por si sucede que algo de todo esto tiene sentido.
Habremos de acordar el nombre de la excusa, el tamaño del deseo, el peso de la ausencia. O el valor de la conversación, la capacidad de una metáfora para hacer llegar este aroma húmedo del mar, el sabor metálico de esta luz que araña el cielo, y el valor de la compañía.
En fin, cosas del viernes. Ya veremos. Aquí empieza a dejarse oir el rumor. In medias res.