martes, 13 de noviembre de 2007

"Si on ne laisse pas au voyage le droit de nous détruire un peu, autant rester chez soi." Nicolas Bouvier. Los viajes, y la espera: la vida entremetida de esos largos días sin caminos ni horizontes, la eterna víspera entorpeciendo el paso, el cuerpo, el sueño. La víspera que nos duele y nos retiene, nos envuelve con su tiempo hecho de muros, con su silencio prolongado, colmando de asfixias las esquinas. Impía la mirada del hombre consumido en su reposo, maldita su morada. Ciega y sin roce la piel del que no anduvo y miró el mundo como si fuera la bola hundida en el sillón, un cero ensimismado, lejanía. Acaso el mundo es la tierra cercana de tus ojos, el alud de un añil que ha florecido, esparciendo su pasión ladera abajo. No, no es el viaje lo que interrumpe la vida, es la víspera la que entorpece el paso de unos pies que son del mundo, no del cuerpo.